Andrew
Neiman (Miles Teller) es un joven de 19 años que aspira a
convertirse en un batería de primera. Tiene sueños de grandeza y
quiere triunfar en el elitista Conservatorio de Música donde
estudia. Su director de orquesta, Terence Fletcher (J.K. Simmons),un
profesor conocido por su talento y sus duros métodos de enseñanza,
le animará y dirigirá para triunfar, cambiando su vida para
siempre.
Su
director, Damien Chazelle, presentó un corto con el mismo nombre y
la misma historia y de ahí surgió la película sobre un alumno y
un profesor que quieren conseguir la perfección a toda costa. Con
numerosos premios a su espalda, 3 premios Oscar, un Globo de oro, etc
esta pequeña película, sin demasiada publicidad y que ha pasado un
poco desapercibida, es sin duda una de las mejores del año.
Alumno,
profesor y sobretodo la batería son los principales protagonistas.
Los golpes de tambor y el martilleo constante e intenso inundan toda
la película y llegan a meterse en la cabeza del espectador, lo que
hace que sientas más el ritmo de la cinta. Y a medida que el ritmo
crece, también lo hace la tensión, es esfuerzo, el dolor y el
sufrimiento de los protagonistas.
La
película cuenta con un magnífico guión que pone de manifiesto la
lucha de Andrew por conseguir su sueño y la dureza y mano de hierro
de un profesor, violento y cruel, que cree que sólo se consigue la
excelencia con sangre, sudor y lágrimas.
Tanto
Miles Teller, actor que desconocía, como J.K. Simmons están
grandiosos. La película son ellos dos, una lucha interpretativa
donde ambos se necesitan para conseguir sus fines, donde la
intensidad de la batalla va en aumento y donde el ritmo te atrapa
hasta el final.
Con
un final brillante, un duelo donde el joven Andrew da lo mejor de sí,
lucha con todas sus fuerzas para demostrar de lo que es capaz, es un
choque brutal donde ambos quieren llegar a la perfección.
También
hay que destacar el montaje y sonido de la película, al salir de la
sala tienes toda la emoción de canciones como Whiplash y Caravan en
la cabeza.
Una
gran película, llena de energía y ritmo. Merece la pena por la
batalla interpretativa, por la música, por los personajes y un
maravilloso guión. Sin duda, una de las joyas del año.
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