Recientemente
se ha celebrado la ceremonia de entrega de los premios Óscar. En
esta edición todo ha estado muy repartido. Pero no siempre los
premios están al gusto de todos y sobretodo no siempre gana quien
más se lo merece. Ha habido y habrá grandes injusticias.
Muchos
grandes directores nunca obtuvieron un Óscar.
Alfred Hitchcock, uno de los grandes de la historia del cine, se quedó cerca en varias ocasiones. El director inglés estuvo nominado por Rebeca, Náufragos, Recuerda, La ventana indiscreta y Psicosis, pero en ninguna de ellas consiguió el galardón a mejor director. Sorprende que ni siquiera estuviera nominado por obras maestras como Encadenados, 39 escalones, Vértigo o Con la muerte en los talones y sólo ganó el de mejor película por Rebeca.
Alfred Hitchcock, uno de los grandes de la historia del cine, se quedó cerca en varias ocasiones. El director inglés estuvo nominado por Rebeca, Náufragos, Recuerda, La ventana indiscreta y Psicosis, pero en ninguna de ellas consiguió el galardón a mejor director. Sorprende que ni siquiera estuviera nominado por obras maestras como Encadenados, 39 escalones, Vértigo o Con la muerte en los talones y sólo ganó el de mejor película por Rebeca.
Charles Chaplin fue el primer gran director de la historia del cine. Pero nunca recibió un Óscar como mejor director, ni tampoco como actor. Sólo consiguió uno por su colaboración en la banda sonora de Luces de la ciudad y después el honorífico, realmente una pena.
Stanley
Kubrick,
otro genio del cine y otro director no muy querido por la Academia.
Ni La naranja mecánica,
ni Espartaco,
ni ¿Teléfono rojo? volamos
hacia Moscú, ni siquiera
El Resplandor consiguieron que ganara el galardón a mejor director.
Howard
Hawks se une a este grupo de grandes directores sin premio. Sólo
tuvo una nominación por El sargento York y no consiguió nada
con algunas de las mejores películas de la historia como Scarface,
La fiera de mi niña, El sueño eterno, Tener y no
tener o Río Rojo.
Para
completar el número de directores olvidados hay que añadir a Ernst
Lubitsch, genio de la comedia y autor de Ser no ser y
Ninotchka.
¿Y
qué pasa con los actores? También hay muchos de los grandes que no
consiguieron ninguna estatuilla pese a merecerlo.
Empezamos
con Cary
Grant,
uno de mis favoritos, sólo obtuvo dos nominaciones por dos películas
de calidad menor como Serenata
nostálgica
y Un
corazón en peligro.
En cambio no lo logró por sus magnificas interpretaciones en Luna
nueva,
La
fiera de mi niña,
Historias
de Filadelfia,
Con
la muerte en los talones
o Encadenados.
Barbara
Stanwyck
es otra de las grandes sin premio. Consiguió la nominación en
cuatro ocasiones por Voces
de muerte,
Perdición,
Bola
de fuego
y Stella
Dallas.
En 1982 recibió el Oscar honorífico.
Tampoco
lograron estatuilla Lauren
Bacall, Glenn Ford, Rita Hayworth, Greta Garbo.
Paul
Newman
estuvo nominado en seis ocasiones por grandes interpretaciones como
El
buscavidas
o La
leyenda del indomable pero
recibió el Óscar honorífico en 1986. Un año más tarde ganó
como mejor actor por El
color del dinero
por una interpretación no tan buena como las anteriores.
Concretando
un poco más en el año 1999 ganó Roberto Begnini por La
vita e bella,
pero su actuación no se puede comparar a Edward
Norton en
American
History X.
Otra gran injusticia fue en el año 2000 cuando la ganó el Oscar a
mejor actriz la novia de America Julia Roberts, pero se lo merecía
sin lugar a dudas Ellen
Burstyn
en Réquiem
por un sueño,
por su interpretación de una mujer obsesionada con su delgadez y
adicta a las anfetaminas.
Todo
cinéfilo conoce las bandas sonoras de Ennio
Morricone
y sorprende que nunca haya estado nominado.
En
el premio de Oscar a mejor película también ha habido muchas
sorpresas y grandes olvidadas.
En
1976 ganó Rocky
a
mejor película y mejor director. Estuvo nominada junto a Todos
los hombres del presidente
y Taxi
Driver, sin
dudarlo muy superiores.
Hay que apuntar que Silvester Stallone también estaba nominado a
mejor actor pero no lo ganó.
Blade
Runner,
la obra maestra de Ridley
Scott,
sólo obtuvo en 1983 dos nominaciones menores (efectos especiales y
dirección artística), sin conseguir premio. Los académicos no
quisieron premiar una película de un género considerado menor como
la ciencia ficción. Pero Blade Runner es mucho más que eso, es una
película de culto.
En
1994
los
académicos no se atrevieron a premiar una película trasgresora y
formalmente novedosa como Pulp
Fiction
de
Quentin Tarantino, en cambio sí premiaron la políticamente correcta
Forrest
Gump.
En
1998 ganó Shakespeare
in Love,
dejando sin estatuilla a Salvar
al soldado Ryan,
La
delgada línea roja
o La
vida es bella.
En
el año 2000 obtuvo el premio a mejor película Gladiator
venciendo
a Réquiem
por un sueño,
que ni siquiera estuvo nominada.
Otra
de las grandes injusticias fue en 2002
Chicago
venció
a El
Pianista
y quedó afuera de la nominación Atrápame
si puedes.
Fantástico recopilatorio de injusticias! Me encantan los oscar, pero algunas decisiones son increíbles... Especialmente memorable Ennio Morricone y vergonzosa su ausencia. Un saludo.
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