Imaginación al poder, eso es sin duda esta bonita historia de amor, un cuento lleno de magia que pasa de la luz más radiante a la oscuridad.
La
espuma de los días es una película basada en la novela
homónima de Boris Vian, que nos cuenta la historia de amor de un
millonario excéntrico (Roman Duri) y una bella y elegante mujer
(Audrey Tautou) que tras enamorarse locamente, se casan y viven
felices hasta que ella enferma de forma extraña, un nenúfar
empieza a crecer en su pulmón.
Michael
Gondry adapta a la gran pantalla esta novela surrealista llena de
aparatejos extraños, seres fabulosos, color y sobretodo mucha
imaginación. La primera parte de la película es todo felicidad,
edulcorada en exceso y llena de objetos singulares como pianocóctel,
mesas ondulantes y un peculiar ayudante, un ratón pequeñito con la
cara de un humano. Todo es luz, color y un loco mundo visualmente muy
llamativo que resalta utilizando la técnica de stop-motion. Pero
cuando la alegría desaparece de sus vidas la oscuridad llega, todo
es triste, gris y poco a poco la desolación y melancolía impregna
toda la pantalla. Michael Gondry da a todas sus películas un toque
de surrealismo e imaginación. Algunas son mágicas como La
ciencia del sueño (La science des reves , 2006),
otras llenas de locuras como en Rebobine por favor (Be Kind
Rewind, 2008) y en otras lo más importante es el amor como en su
obra maestra ¡Olvídate de mí! (Eternal Sunshine of the Spotless
Mind, 2004).
El
reparto está lleno de rostros populares del cine francés. Romain
Duris y Audrey Tautou interpretan a la pareja
protagonista, a los enamorados Colin y Chloé, dándole el toque
justo de romanticismo y fragilidad. Los papeles secundarios recaen en
el siempre interesante Omar Sy y en Gad Elmaleh como
amigos de la pareja.
En
definitiva, La espuma de los días es una película
visualmente apabullante, llena de objetos extraños, movimientos
imposibles, color desbordante que se trasforma en oscuridad y
tristeza y a pesar de una fotografía y montaje tan llamativos, toda
esta mezcla llega a cansar al espectador. Es una película onírica,
sensible y original pero se hace pesada y puede incluso cansar. A veces menos es más.
Es rarita y surrealista total. Cierto es que al final puede hacerse un poco pesada, pero tiene cosas que son super felices y absurdas y a mi es que todo eso me encanta. Que lo entendiera todo ya es otra cosa...bueno, podía estar mejor...
ResponderEliminarA mí todo el mundo loco y absurdo y happy-happy me gusta también, pero se me hizo larga, creo que se excedieron un poco. Quizás es que tampoco la entendí del todo.
EliminarSaludos Lucía!